Napoleón en la isla de Elba.

El Conde de Montecristo en su celda.

Hemingway en una habitación de hotel en Pamplona.

Lautrec en una buhardilla de Montmartre.

Lennon en un ático de los apartamentos Dakota.

Hitchcock en el fotograma cientodieciséis.

Van Gogh en su habitación de sillas de cáñamo.

Y Salvador Dalí en un pueblo de pescadores.

Federico debajo de un algarrobo.

Joaquín Sabina en una casa ocupada de Londres.

Marlon Brando en una isla del Pacífico.

Ernesto Guevara en una selva de Bolívia.

Dédalo en el laberinto de la isla de Creta.

Cuatro en una caverna de Liverpool.

Goebbels en el ministerio de información y propaganda.

Don Miguel de Unamuno en un despacho de la Universidad de Salamanca.

Y Severo en un laboratorio del hospital ése cerca de Atocha.

Engels en un sótano.

Y Santiago Carrillo en el kilómetro treintaycinco de la carretera de Irún.

Ottis Redding en la sala de grabación los estudios de Stax en Memphis.

Harvey Oswald en un cine de Dallas.

Y después Tejero Molina en el hall del hotel Palace.

Morrison en una bañera de París.

Ilich Ulianov con los amotinados del submarino Aurora.

Y el desgraciado de Trotsky en una cantina de México.

John Forbes Nash Jr. en un aula vacía.

Urquijo en un portal de Madrid.

Cash en un vaso de Jack Daniels.

Dean Moriarty en la carretera.

Y John Coltrane en una pensión de Nashville.


Las cosas más importantes de tu vida te van a pasar estando solo.