jueves, enero 31, 2008

¡Joder qué planta! ¡Qué percha! ¡Qué manera de lucir un traje! Y no debería tener más de veintipocos años y ahí lo tenéis con la americana echada sobre los hombros que se comería en escena al mismísimo Janfri Bogar. Con el cuello y los puños de la camisa almidonados y la corbata anudada con un windsor centrado y perfecto. La camisa de un blanco impoluto impecablemente planchada. La barba rasurada a cuchilla por el barbero. Y miradle rodeado de chavalas con el pelo atusado que ni sacadas de un film de Tarantino.

Escribo sobrecogido por la compostura y entidad de este tío, que se paseaba por Madriz con cohorte de señoritas y sus dos colegas acompañando en el negocio. Porque ahora seguro es que un hombre serio y padre de familia, pero en aquellos tiempos debía de ser un conquistador con maneras de Donjuán. Me ha recordado esta foto muchísimo a nosotros, o a lo que pretendemos ser al menos; actuales reyes del mambo, herederos del paseo y la gallardía bien resuelta. Vaya licenciados en el piropo y el cortejo. Fijaos en el pelo a lo cepillo tomado de los soldados de las bases americanas. Joder. Dejadme que vuelva a fijarme en cómo descansa la chaqueta sobre los hombros contradiciendo a la inercia lógica de la caída.

Confieso que con ser la mitad de lo que fue y es este hombre me doy por satisfecho y preparado para dejar este mundo.

Por cierto, es mi padre.

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