sábado, marzo 22, 2008

Gitano, francés, nacido con otro nombre, cantante del montón, feo, bebedor, fumador y mujeriego.
A mí que no me queda casi nadie por admirar y tengo el elogio en continua devaluación, te tengo que reconocer que me gustas. Sigo persiguiendo con ahínco la virtud del vicio. Perdedor desde la cuna, desgraciado de los de pedigrí, que el árbol genealógico ya les anuncia su miseria antes de que tengan nombre ni bautismo.
Me gusta el tal Gainsbourg. Quiso ser pintor, cantó algo de pop yeyé francés, y sólo se le reconoce la fonética de la follística en la canción de "je t´aime, moi non plus", que dicen que fue censurada en Francia en su versión original por estar grabada mientras se copulaba a la Bardot en una pecera del estudio de grabación. Y ser los gemidos reales. Y los desalientos verdaderas pérdidas del hálito.
Pues no he comprado ninguno de sus discos. Ni he leído más de un par de párrafos sobre él, pero ya tengo una foto suya en la cara interna de la puerta de mi armario. Siempre mal encamisado y mal encaminado en sus quehaceres, dilapidando su poco talento en apariciones televisivas que en absoluto se podía permitir su voz de directo. Frágil, estereotipado hasta el extremo, del brazo de Jane Birkin o de cualquier otra troupe de rubias que mediaran con su poco agraciado rostro en un ejercicio de compensación misericordiosa contra los repartos de la naturaleza.
Decadente, decrépito, noctámbulo y gastado. Con barba de varios días y cigarrillos a medio terminar, con el aliento apestando a alcohol. Siento una tremenda fascinación por cómo se suprimen personas y personalidades enteras en pro de personajes. Cuánta farandula sacrifica yos por crear ellos que concuerden con sus declaraciones las noches de postín. Cómo llegas a creer en el estereotipo que aniquila al tipo que lo luce de coraza y disfraz.
Estoy interesado en adquirir una biografía recientemente traducida al castellano acerca de este personaje. Estuve tentado de comprarla en Estocolmo pero el inglés de tantas páginas me desanimó, y aquí ahora el precio supera lo que creo que debo darle a alguien con estudios de traducción e interpretación.
Y también me desanima la posibilidad de encontrar entre esas páginas a una persona, y no al dandi trasnochado que quiero que seas para siempre. No te acerques a tus ídolos. Se caerán. No bailes alrededor del tótem, se derrumbará ante tus mismos pies. Nada hace más débil a Dios que aquellos que dicen haberle visto. Las plegarias debilitan a los dioses. Mata a tus ídolos. Y dales la vida eterna. Bravo suicidas porque os habéis ganado el paraíso de la memoria. La inmortalidad y la inmoralidad son vuestras. Acelera y cierra los ojos. Nota el viento en tu cara. Siente la aguja. Sonríe porque vas más rápido que ellos. Más rápido que el tiempo.
Quiero a mi Gainsbourg construido con esmero e ignorancia y que no se me arrebate su imagen en un café de París fumando sin parar y soltando comentarios mordaces a todo el que pase por allí. Quiero a Gainsbourg muerto y enterrado. Con un tiro en la garganta y tener dos días de luto nacional . Y no quiero que su padre le pegara de pequeño ni que fuera violado en un orfanato ni mierdas así. Aprovecho la ocasión para reclamar, creyendo además que es justo, que los focos me devuelvan la imagen que tengo de vosotros. No se os está permitido bajar del escenario ni salir de la plaza. Habéis sido concebidos para entretenerme y para hacerme sentir mal. Menos. Hacedlo. Sois públicos. Sois nuestros. Os debéis a lo que se os exija. Los escenarios están ahí para ser vuestra tumba. Morid por lo que habéis creado y no por lo que hayáis creído.
Sed célebres. Cumplid con vuestro cometido de pasar a la posteridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Suena Nina Simone, una nana preciosa q mi madre solía cantarme, bebo vino tinto y tengo algo de coca en la mesa, y no dejo de preguntarme cuantos años tienes, q estudias y como es tu cara. Estoy sorprendida con migo misma, por q yo paso bastante del frió mundo cibernético, de hecho he creado un blog por un proyecto de estudios.
Se me hace raro yo, q no pertenezco a la generación del ordenador sentir tanta atracción por líneas escritas por un desconocido, y visitar desde mi gran descubrimiento un pedacito de ti todos los días.