lunes, marzo 17, 2008

No consigo alcanzar el éxtasis, ni siquiera en el callejón de la veintesiete.
He oido algo de que se han puesto serios con el consumo en las afueras de la ciudad. Dentro de poco no quedará ni un maldito rincón en la tierra en el tomar un poco de Nembutal. Cada vez es más jodido conseguir recetas y en el trabajo las horas se hacen larrrrrgas esperando salir y meterme un buen tiro.
Estoy harto de tener que meterme en apartamentos llenos de mierda que no es mi mierda a sonreir a mariconas para que me den un poco de su dosis. Últimamente he reído muchos chistes malos. Y sin embargo sigo siendo un niño bueno que juega a ser malo. Como cuando nos creímos que aquel hostal de Edimburgo era nuestro. Joder si cogimos a tres tías y estuvimos bailando toda la noche con las luces apagadas escuchando el mismo disco una y otra vez.
Estoy pensando en vender algunas cosas. Cosas que ya no necesito o que al menos me he convencido de no volver a necesitar. Tengo ahorradas un par de cámaras de fotos antiguas y un reloj de esos que se sacan del bolsillo interior. No creo que saque mucho pero.
Y para postre y misecordia han venido dos maricas de otra ciudad a pasar unos días a mi apartamento. Y apenas tengo tiempo de decirles lo nenazas que son, porque estoy consiguiendo dinero o esperando la gran noche todo el tiempo que sigo vivo. El otro día tomé toda la droga que quise; me sacié. Sin recetas ni nada. Era de un tipo que la había traído de Seattle, y se había cruzado el país hasta la costa Este sólo para venir hasta mi hombro y tocarlo diciendo: "tengo algo para tí". Y vaya si lo tenía. No he dormido en dos días. Dos jodidos días con sus noches. Y los coches golpeando el aire y rasgando en mil pedazos de cristal el vacío. Y yo tiritando en un sillón de cuero comiéndome todos esos cristales. Y bebiéndome mi propia bilis. Pero lo mejor de todo es que no ha servido de nada. Sigo con un mono profundo y lacerante. Que me corroe. Como a una cañería llena de azufre. Eso es lo que soy. Azufre. Con un poco de azúcar.
No llega el material que quiero. Algo que haga la gran noche. Hace tiempo no paraba de tenerlas, y ahora soy incapaz de correrme ni cuando me froto el pene contra la mesa de cristal del baño. Es una mierda no tener la gran noche. Mañana he vuelto a comprar papeletas para tenerla. Va a ser queráis o no. De una puta vez. Creo que lo he decidido. Dios muerto y yo buscando la gran noche. Estaría cerca de ser grandioso. Puto John Coltrane. No pienso darle ni un centavo más a un negro.
Espero que esta noche sea lo que quiero. Quiero ser dios. Y que me pidáis disculpas.
O tomaré azufre.

No hay comentarios: