Yo escribo porque tú me lees. Y leyéndome me haces que te escriba. Tu visita me obliga. Me contrata. Es mentira que escriba para mí. Ni para los demás. Escribo porque sí. Por vanidad, no tengo niguna necesidad de hacerlo. Satisfago mi ego y me satiface tu lectura. Y pretender justificarlo de otra manera sería perder el tiempo maquillando mentiras. Escribo para que tú leas lo que digo.

Digo todo esto para que lo leas.

Sigue léyendome. Me gusta escribirte. En serio, sigamos así.