Casi con toda certeza lo mejor es buscarse una historia de noches de arándanos. No hace falta que el escenario sea de película, con luces de neón parapapá y a las afueras de Nueva Cork. Vale cualquier barecillo con cierto aire estandarizado, letras pintadas en los cristales, tartas, café, tortitas francesas, sillas de madera y mesas de a dos. Sin estridencias. Neutro.

Al final del viaje uno no es dólares, ni un color favorito. No es un chiste. Ni una lista de polvos salvajes.

Resulta que uno es su número de teléfono. Uno es su madre. Uno es una camiseta abusada en su uso y desgaste. Como aquella de gracias, soy cul. O la de pijama que yo sacaba por las noches a dignificar.

Uno acaba siendo una chica que besaba como si comiera tarta de arándanos.

No quedarás como la marca de tu automóvil, serás el llavero. Ni como una nota, ni un salto tampoco. Serás un grito de guerra, una forma de rascarte el ojo, o de tocarte el pelo. Una cazadora vaquera con el forro a cuadros. Unas buenas melenas. Eso serás.

Quedarán las noches de arándanos. Las tuyas y las mías. Las que tengamos juntos y las que hayamos tenido con el vecino del bloque contiguo.

Por eso pienso que lo mejor es hacer eso. Fabricar montones de noches de arándanos, y de mañanas de zumo de naranja, porque al final va a quedar lo del principio. Lo más básico y estúpido. Lo sencillo y simple. Los números de ayuda telefónica, los de emergencias son sencillos para que te acuerdes de ellos. El de tu tía es demasiado largo y aburrido. Lleno de doses.

Metropolitanos, cruces de semáforo, novelas, los labios rojos, cine independiente, festivales de verano. El color verde, el chai tea latte de marca, los pantalones vaqueros, la ropa de segunda mano, las ideas de tercera mano, la comida vietnamita y mallorquina, las bicicletas, los planetas. Las bufandas, los paraguas, las notas de crédito, los escaparates llenos de teles con el mismo canal, las mascotas de los demás, el chocolate líquido.

Todo eso ayuda.

Acuérdate de mí anda. Soy fácil de recordar y además, alérgico a los arándanos.